Por: Aarón Vázquez Sauza
Emprender un negocio es un compromiso de alta responsabilidad, y tú, como emprendedor, tienes en juego tus recursos, tu tiempo e incluso tu propio prestigio. Sin lugar a dudas, la mejor manera de enfrentar este proyecto consiste en definir tus propósitos centrales, determinar una estrategia y desarrollar un plan de acción correcto. ¡Así aseguras tu éxito!
Ahora vamos a explorar brevemente y al grano los pasos que debes seguir en el desarrollo de tu proyecto.
¡Atrévete a emprender y convierte tus sueños en realidad! Recuerda que cada paso que das acerca más tu éxito.
Primero, debes establecer el objetivo.
Tú como emprendedor siempre comienzas teniendo consciencia de las cosas, y tu primera obligación es darte cuenta de la necesidad de resolver algo. Por lo tanto, si sabes cuál es el problema a resolver, ya tienes una buena parte del asunto resuelto. Para asegurarte de que sabes cuál es el problema, debes plantearte una pregunta básica: ¿Qué debo lograr?
No debes perder de vista que esta etapa consiste en que estés plenamente consciente de la existencia de un asunto a tratar y de qué estado es necesario obtener, es decir, debes ir de un estado “A”, a un estado “B”. El estado A es la situación actual por resolver; el estado B es lo que debes obtener o lograr posteriormente. Al dejar escrito y claro qué es lo que debes lograr, al mismo tiempo has creado el objetivo central de tu proyecto. Por lo tanto, el objetivo central responde a la pregunta: ¿Qué debo lograr? El logro del objetivo central deberá estar redactado de modo abstracto, general y que explique el panorama de las cosas resueltas.
Una vez que tienes claro el objetivo, es hora de determinar la estrategia. Ahora debes elegir la acción correcta que te lleve a alcanzar el objetivo central. Debes tomar una determinación única y específica, concreta y determinante para alcanzar el resultado deseado. Tú como emprendedor ahora te decides por un curso de acción único. Esta decisión se llama estrategia.
La estrategia, en primer lugar, es la acción que resuelve el problema. Debe ser seleccionada tomando en consideración y siendo el resultado de analizar los recursos, el estado actual de la situación, que perdure en el largo plazo, que sea trascendente y que tome en cuenta todos los ángulos de la totalidad que se implica en el asunto. La estrategia responde a la pregunta: ¿Qué se debe hacer?.
Recapitulando, el objetivo es saber qué debes lograr y la estrategia es saber qué debes hacer. Algo que no debes omitir es que la estrategia siempre debe responder, primero, a las tendencias de la actualidad, a los hechos futuros a mediano y largo plazo. Para que algo realmente sea estratégico, debe estar fundado en las circunstancias actuales y seguir siempre las situaciones futuras. Una cosa adicional es que la estrategia también debe responder y estar en consonancia con tus fortalezas. La estrategia también se funda en tus capacidades y poderes. Por lo tanto, la estrategia correcta es aquella que brota de unir las tendencias de la realidad actual con tus fortalezas, así no hay lugar para los errores.
Una vez que has determinado la estrategia, es el momento de desarrollar la planeación. Para que tengas éxito, ahora debes saber cómo desarrollar la estrategia, esta parte se denomina “planeación“. La planeación consiste en organizar todos los elementos en estructuras de categorías y definir tiempos, orden, responsables, costos y todo lo necesario para dar una secuencia efectiva. Las categorías son, por ejemplo, derecho, técnica, recursos humanos, financiamiento y todas las necesarias para tu proyecto. La planeación es la determinación de tareas y metas específicas, que paso a paso te lleven a formar las condiciones para alcanzar el objetivo. La base estructural de la planeación es un cronograma, es decir, determinar anticipadamente cada tarea o meta intermedia en una línea de tiempo. Nunca debes olvidar que el tiempo es un recurso escaso y que es insustituible. Elige sabiamente tu estrategia, pues la clave está en tomar decisiones inteligentes que te impulsen hacia el triunfo. ¡Tú tienes el poder de marcar la diferencia! La planificación meticulosa es la llave que abre las puertas del éxito. Organiza tus tareas, establece plazos y sigue el camino trazado. Recuerda: “Un buen plan es la mitad de la victoria”.
Llegamos a la etapa de ejecución, evaluación y control. Tanto la evaluación como el control son partes fundamentales tanto de la planeación estratégica como del desarrollo de tu proyecto. En ambas instancias, realizarás un seguimiento continuo del progreso y compararás los resultados con los objetivos establecidos. Realizarás evaluaciones periódicas para identificar desviaciones y tomar medidas correctivas. La gestión de riesgos también es importante en esta etapa, ya que tanto la planeación estratégica como el desarrollo del proyecto implican identificar y gestionar los riesgos potenciales. La ejecución es la piedra angular de tu proyecto. ¡No temas actuar! Convierte tus ideas en acciones y verás cómo se transforman en logros tangibles.
Por último, llegamos a la terminación. Es de vital importancia subrayar la necesidad de cotejar los resultados obtenidos con los resultados deseados desde el inicio del proyecto, es decir, los objetivos. Esta práctica crucial permite asegurar la eficacia y el éxito del proyecto en su totalidad. En esta etapa final del proyecto, se lleva a cabo una evaluación exhaustiva para determinar si se lograron los objetivos establecidos inicialmente. Es imprescindible comparar meticulosamente los resultados obtenidos con los resultados deseados, asegurándote de que estén alineados con tus metas y expectativas previas. Además de la evaluación de los resultados, se realiza una revisión minuciosa de los procesos utilizados durante el proyecto. Este análisis detallado permite identificar posibles áreas de mejora, identificar prácticas exitosas y capturar lecciones aprendidas para futuros proyectos similares. La documentación adecuada de estos procesos y resultados es esencial para facilitar la transferencia de conocimiento y garantizar una base sólida para el aprendizaje organizacional. También, se lleva a cabo una revisión con las personas interesadas relevantes para recopilar sus perspectivas y lecciones aprendidas. Estos intercambios de retroalimentación valiosa proporcionan una visión completa del proyecto, permitiendo una comprensión más profunda de los desafíos enfrentados, las soluciones implementadas y las lecciones aprendidas en el camino. ¡Haz que suceda! No esperes a que las cosas sucedan por sí solas. Toma acción, sé proactivo y construye tu propio destino.
¡Inspírate en tu pasión y deja que te guíe en tu viaje emprendedor!
Recuerda que el entusiasmo es contagioso y puede ser tu mayor impulsor.
Para que emprendas con mayores probabilidades de triunfo, debes asumir la responsabilidad de seguir estos pasos en el desarrollo de tus proyectos para garantizar el éxito de tu negocio. Al ser consciente de tus objetivos, establecer una estrategia efectiva, planificar con precisión y llevar a cabo una ejecución adecuada, maximizarás las posibilidades de alcanzar los resultados deseados. Con un enfoque estratégico y una gestión constante, podrás navegar exitosamente por el mundo del emprendimiento, enfrentando los desafíos con confianza y logrando resultados sobresalientes. ¡Tú tienes el potencial para triunfar! ¡Confía en ti mismo y en tu capacidad para alcanzar el éxito! Con determinación, perseverancia y una actitud positiva, no hay límites para lo que puedes lograr.
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