L.A. Aarón Vázquez Sauza | Ciudad de México
La libertad es un valor fundamental en la vida de las personas. Dentro de este goce, se encuentra la posibilidad de combinar la libertad individual con la libertad de los demás. Cuando se logra esta conjunción, surge la oportunidad de unir fuerzas y llevar a cabo acciones de manera conjunta. En el ámbito jurídico, a este acto se le denomina acuerdo de voluntades.
El acuerdo de voluntades surge en diversas circunstancias y se utiliza para una amplia variedad de situaciones. Lo crucial es contar con la voluntad de las partes involucradas y tomar decisiones de manera conjunta. Una vez establecido el acuerdo, es fundamental cumplir con lo acordado de manera íntegra. El acuerdo de voluntades es un contrato, al que también se le conoce como convenio.
Un contrato, en un sentido académico, se define como un acuerdo legalmente vinculante (es decir, que puede ser reclamado ante los tribunales) entre dos o más partes, en el que se establecen derechos y obligaciones mutuas. Es un instrumento jurídico que busca regular las relaciones entre las partes involucradas en una transacción o acuerdo, estableciendo los términos y condiciones que rigen dicha relación.
En un contrato, las partes acuerdan voluntariamente cumplir con ciertas obligaciones y adquirir ciertos derechos.
¿Por qué es importante para el emprendedor?
Es importante que los emprendedores conozcan y sepan qué contenido debe haber en un contrato porque los contratos son instrumentos legales que establecen los derechos y obligaciones de las partes involucradas en una transacción o acuerdo. El contrato es una herramienta fundamental para establecer reglas claras y proteger los intereses de todas las partes involucradas en el negocio.
Los emprendedores deben conocer cómo elaborar contratos y entender las necesidades que enfrentan para proteger sus intereses, establecer acuerdos claros, prevenir conflictos, cumplir con las leyes y establecer relaciones comerciales sólidas. La redacción adecuada de contratos (la letra salvadora) es una habilidad clave para los emprendedores, ya que les permite gestionar mejor los riesgos y garantizar un desarrollo exitoso de sus nuevos negocios.
A continuación, te mencionaré algunas razones por las cuales un emprendedor deberá dominar al arte de cómo elaborar contratos y las necesidades a las que se enfrenta:
- Protección de intereses.
Al elaborar un contrato de manera adecuada, un emprendedor puede proteger sus intereses comerciales y minimizar los riesgos asociados con una transacción. Un contrato bien redactado puede incluir cláusulas que establezcan los derechos y responsabilidades de cada parte, los plazos de entrega, los pagos, las garantías, las limitaciones de responsabilidad, entre otros aspectos importantes. Esto permite evitar malentendidos o disputas en el futuro. - Establecimiento de acuerdos claros.
Un contrato bien redactado ayuda a establecer acuerdos claros entre las partes. Define los términos y condiciones específicos de la transacción o acuerdo, como el alcance del trabajo, los precios, las fechas límite, las condiciones de pago, las obligaciones de confidencialidad, etc. Esto asegura que todas las partes tengan la misma comprensión y expectativas claras sobre lo que se espera de ellas. - Prevención y resolución de conflictos.
Los contratos bien redactados incluyen cláusulas para la resolución de disputas y la mitigación de riesgos. Estas cláusulas pueden incluir mecanismos de solución de controversias, como la mediación o el arbitraje, que evitan recurrir a costosos litigios. Agreguemos que, el contrato puede establecer los términos y condiciones para la terminación anticipada del acuerdo en caso de incumplimiento, lo que protege a las partes en caso de que surja un conflicto. - Cumplimiento legal.
Los emprendedores deben asegurarse de que sus contratos cumplan con las leyes y regulaciones aplicables. Esto puede incluir consideraciones legales específicas según la naturaleza del negocio, como regulaciones laborales, protección de datos, propiedad intelectual, responsabilidad civil, entre otros. Un contrato adecuado y bien redactado garantiza el cumplimiento legal y ayuda a evitar sanciones o problemas legales futuros. - Establecimiento de relaciones comerciales sólidas.
Los contratos bien elaborados pueden ayudar a establecer relaciones comerciales sólidas y duraderas. Al mostrar profesionalismo y transparencia en la redacción de contratos, los emprendedores pueden generar confianza entre las partes involucradas. Esto puede ser especialmente importante al establecer relaciones con proveedores, clientes, socios comerciales o inversores, ya que un contrato bien estructurado refleja seriedad y compromiso.
¿Qué debemos considerar antes de elaborar un contrato?
Vamos a observar los consejos básicos para redactarlo:
Identificación de las partes. Se debe determinar de manera coherente y limitada quiénes son los participantes actuales y potenciales del contrato que podrían o deberán participar en el futuro.
Objetivo del contrato. Es fundamental establecer de manera clara y precisa el propósito del contrato, es decir, el resultado que se espera obtener. Debe reflejar la voluntad de las partes involucradas.
Claridad y concisión en el lenguaje. Es esencial que el lenguaje y el vocabulario utilizado en el contrato sean claros, correctos y eviten ambigüedades o confusiones. Debe ser fácil de leer y comprender, evitando interpretaciones erróneas que puedan llevar al fracaso del contrato.
Cumplimiento de la normatividad. Lo acordado en el contrato no debe ser contrario a las leyes y regulaciones generales. Además, deben cumplirse los requisitos establecidos previamente en la materia a la que se refiere el contrato, de acuerdo con las normas y regulaciones vigentes.
Finalmente, procederemos ahora a verificar que se cumplan los requisitos de ley para elaborar el contrato, los cuales podemos encontrar en el Código Civil Federal (CCF) de los Estados Unidos Mexicanos, del artículo 1792 al 1859:
- Capacidad de las partes. Las partes involucradas en el contrato deben tener la capacidad legal para celebrar contratos. Esto significa que deben ser personas físicas o jurídicas con la capacidad jurídica suficiente para obligarse. Por ejemplo, en el caso de las personas físicas, deben ser mayores de edad y no estar sujetas a alguna incapacidad legal. En el caso de las personas jurídicas, deben estar debidamente constituidas y autorizadas para contratar.
- Consentimiento libre de vicios. El consentimiento de las partes debe ser otorgado de manera libre y sin vicios que puedan afectar su voluntad. Esto implica que las partes deben manifestar su acuerdo de manera consciente, sin ser coaccionadas, engañadas o inducidas a error. Si existe algún vicio en el consentimiento, como el error, la violencia o el dolo, el contrato puede ser anulado.
- Objeto lícito. El contrato debe tener un objeto lícito, es decir, que no sea contrario a la ley, que no sea un delito ni esté prohibido por disposiciones legales. El objeto del contrato debe ser posible de realizar y estar dentro del marco legal aplicable. Por ejemplo, un contrato cuyo objeto sea cometer un acto ilícito sería nulo y carecería de validez.
- La forma o solemnidad requerida por la ley es otro requisito a considerar. Algunos contratos requieren una forma específica para su validez, como la escritura pública, mientras que otros pueden ser celebrados de manera verbal o incluso de manera tácita. Es importante verificar si el tipo de contrato en cuestión exige alguna formalidad especial y cumplirla de acuerdo con la normativa aplicable.
Fuera del texto jurídico antes mencionado (CCF), cabe señalar que también deberá incluirse la fecha y el lugar de la firma del contrato para determinar el momento y el lugar en que se formalizó el acuerdo. Esto puede ser relevante en situaciones en las que se necesite establecer la temporalidad o la jurisdicción aplicable al contrato.
Por su parte, incluir los nombres completos de las partes asegura una correcta identificación de los contratantes, evitando confusiones o errores. Adicionalmente, las firmas de las partes refuerzan la manifestación de su voluntad de obligarse en los términos del contrato.
Para terminar, respecto de la firma y nombre de los testigos, en la normatividad mexicana, la presencia de testigos no es un requisito general para la validez de un contrato. Sin embargo, en ciertos casos específicos, la ley puede exigir la presencia de testigos o incluso requerir que el contrato sea otorgado ante notario público, lo que implica la presencia de un funcionario público que da fe de la legalidad del acto.
¡Domina el arte de los contratos y descubre las letras que nos rescatan! Los contratos son la clave para combinar la libertad individual con la libertad de los demás. Con ellos, unimos fuerzas, establecemos acuerdos claros y protegemos nuestros intereses.
¡Así que adéntrate en el fascinante mundo de los contratos! Las letras son tu herramienta para el éxito, y con la ayuda de un abogado, podrás navegar por el camino legal con confianza y optimismo. ¡El arte de los contratos te salva!
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